Con las almejas abrimos en Congelados Apolo el primer capítulo de una práctica guía que os permitirá conocer los pescados, mariscos y moluscos de nuestros mares de la A la Z (aunque no necesariamente en ese orden alfabético). En este sencillo manual, con un episodio mensual dedicado a cada especie, se abordarán aspectos como sus propiedades nutricionales o las curiosidades que ‘esconde’. Asimismo se informará sobre cuestiones prácticas que conviene tener en cuenta a la hora de comprar los distintos frutos del mar.
La almeja forma parte de la cultura gastronómica española como ingrediente protagonista en infinidad de platos. Este molusco bivalvo -como se conocen a aquellos moluscos formados por dos conchas simétricas- vive enterrado entre 5 y 30 centímetros de profundidad en superficies arenosas de ríos y mares en las que excavan para refugiarse. Incluso resisten a las fuertes bajamares en el Atlántico. Se alimenta de plancton a través de un proceso de filtración del agua.
¿Cómo se reproducen?
Existen almejas machos y hembras. Su fecundación es externa. De los huevos fecundados salen larvas que son arrastradas por las corrientes. Para iniciar su metamorfosis bajan al fondo y se entierran cuando alcanzan entre un cuarto y un tercio de milímetro.
Comprar almejas: algunas variedades
La chirla y la almeja fina o de Carril son dos de las especies más comunes en las costas de España, donde también se encuentran otras como la babosa,con estrías concéntricas más marcadas; la rubia, que se distingue por su tono anaranjado; o la japonesa, muy fina, con la concha más rugosa y utilizada con frecuencia para el cultivo por su rápido crecimiento.
En Apolo comercializamos en todo el país dos tipos de almejas congeladas, ambas procedentes del Pacífico, cuyas aguas albergan productos de excelente calidad como las almejas de Vietnan blancas y las almejas del Pacífico.
Propiedades de las almejas
Las almejas, con un alto contenido de proteínas, se encuentran entre los mariscos más bajos en calorías, por lo que permiten combatir el sobrepeso. Están indicadas además para tratar la anemia, al ser ricas en hierro. Contienen asimismo otros minerales beneficiosos como el fósforo o el calcio, que fortalecen huesos y dientes, o zinc, que ayuda al sistema inmune. Las almejas combaten el colesterol ‘malo’, por otra parte, ya que aportan ácidos grasos Omega 3. Además ayudan a activar la memoria dado su alto contenido en vitamina B12, cuyo déficit erosiona la memoria en personas de avanzada edad. De ahí que el consumo de este molusco sea muy recomendable entre mayores de 60 años, así como en pacientes del Alzheimer o estudiantes que necesitan optimizar la capacidad de su ‘disco duro’ cerebral para hacer frente a sus exámenes.
Además las almejas tienen fama por sus efectos como afrodisíaco natural. Su consumo aumenta la lívido contrarrestando problemas como la inapetencia sexual.
Curiosidades sobre las almejas: ¿Sabes que?
- Las almejas se desplazan con el empuje que les proporciona la apertura y cierre de su concha con fuerza.
- Las almejas carecen de cerebro, ojos y oído, pero sí tienen corazón y boca, aunque no sentido del gusto.
- Existen más de 500 variedades de almejas. Entre las más curiosas se encuentra una almeja gigante que llega a pesar más de 200 kilos y puede vivir dos siglos.
- Esta especie no es la más longeva hallada por los científicos, sin embargo. En 2006 se encontró frente a la costa de Islandia a la ‘matusalén’ de las almejas y , de paso, el animal más viejo conocido en la naturaleza. Y es que su edad superaba los 500 años, según calcularon por el número de anillos que el tiempo había ‘cincelado’ en su concha. Lamentablemente la anciana almeja, a la que bautizaron como Ming porque nació cuando en China reinaba la dinastía de nombre homónimo, pereció mientras contaban sus primaveras, dando origen a otro misterio: ¿quién mató a la almeja más vieja del mundo?
- Su gran peso y longevidad también caracterizan a la Geoduck (nombre derivado de «cava hondo»), una almeja de madriguera que puede alcanzar más de 140 años y supera los 7 kilos: su concha puede medir más de 20 centímetros y su sifón -es decir, la estructura tubular blanda de su anatomía- llega al metro de longitud. Precisamente por su tamaño también se le conoce como ‘trompa de elefante’.
