Hablamos sobre cómo llevar una dieta equilibrada de una manera fácil y sencilla. Cuidar tu salud puede suponer muchos beneficios a corto y largo plazo en tu calidad de vida.
Qué se considera una dieta equilibrada
Lo primero que debemos saber a la hora de estructurar una dieta sana es que no es una cuestión de cantidad directa sino relativa. Esto quiere decir que que no existe, ni mucho menos, una dieta única con un número de piezas de fruta, por ejemplo. Cada persona necesita un aporte calórico diferente dependiendo de diferentes factores. El sexo, el tipo de cuerpo y el estilo de vida son las principales variables en una persona sana.
Hablando de porcentajes podríamos decir que la dieta debe de componerse en:
Hidratos de carbono
50% hidratos de carbono: En los hidratos de carbono podemos hablar de las frutas y verduras, pan, pasta, arroz y cereales. Es la base de nuestra dieta y para adquirir hábitos saludables debiera suponer la mitad de nuestra dieta.
Grasas
30% grasas: Las grasas, que tan mala fama tienen, son también absolutamente necesarias. Las grasas se encuentran en alimentos como el pescado. Además, podemos encontrarlos en los frutos secos, que también son buenos para la salud. Sin embargo, existen grasas perjudiciales de las que hablaremos más adelante en este mismo post.
Proteínas
20% proteínas: Las proteínas se pueden encontrar, sobretodo, en las carnes. También puedes encontrar proteínas saludables en pescados como el atún, el bacalao o el salmón.
En qué se traducen estos números
Hablando en términos generales podríamos decir que para seguir una buena dieta proporcionada deberíamos comer:
- Pescado unas 4 veces a la semana.
- Carne 2 ó 3 veces a la semana.
- Legumbres 3 ó 4 veces a la semana.
- Unas 5 piezas de fruta al día.
- Evitar los alimentos fritos y los dulces.
Tipos de grasas
Existen grasas buenas y malas. Las buenas son una parte esencial en nuestra dieta. Ayudan a bajar los niveles de colesterol, nos aportan vitamina E, disminuyen el riesgo de cáncer, etc. En resumidas cuentas, se les asocia a una vida larga y saludable.
Las grasas buenas pueden ser poliinsaturadas, como las que nos encontramos en los pescados, que además contienen otros beneficios para la salud. Las monoinsaturadas se encuentran en el aceite de oliva o los frutos secos.
Las grasas malas, por el contrario, aumentan los niveles de mal colesterol. Estas grasas son malas para el corazón. Se les conoce como grasas saturadas y se encuentran en los quesos, la mantequilla, los dulces, la leche entera y en algunas carnes y embutidos.