El pescado constituye uno de los pilares de la dieta Mediterránea. Se recomienda, de hecho, consumir este alimento al menos tres veces a la semana para mantener una nutrición sana y equilibrada. Pero, ¿es preferible comer con más frecuencia pescado blanco o pescado azul?
Antes de imaginar a Hamlet, el conocido personaje de Shakespeare, sosteniendo una espina de pez en lugar de su famosa calavera para cambiar su archiconocido dilema del «ser o no ser» por este otro, conviene conocer a fondo ambas variedades. No en vano, a la hora de comprar pescado blanco o pescado azul no está de más saber sus beneficios. Tampoco a la hora de cocinarlos. De esta forma se puede adaptar la dieta a las necesidades nutricionales. Para ayudaros con este propósito, y con intención de dar respuesta a la pregunta que planteábamos inicialmente, resumimos las diferencias y propiedades de cada uno.
Aunque a simple vista, el pescado blanco se distingue del azul por su color, la principal diferencia entre ambos estriba en su contenido graso. Así, el primero, también conocido como magro, es más bajo en grasas (no suele superar el 2,5%) y calorías, mientras que el segundo contiene más grasas (se encuentra entre el 5 y el 10%). No obstante, sus ácidos grasos insaturados Omega 3 ayudan a combatir el denominado colesterol malo, lo que lo convierte en beneficioso para el corazón.
Para evitar confundirlos, basta fijarse en el color más azulado de los azules, como su propio nombre indica, y en su cola en forma de uve o flecha. Es el caso del bonito, el pez espada, la trucha, la sardina, los boquerones, la caballa o el salmón, entre otros.
Beneficios del pescado
Tanto el pescado blanco como el azul son ricos como fósforo, potasio, magnesio o calcio, además de vitaminas A, D, E (antioxidante) y del grupo B. Su contenido en yodo está indicado contra el colesterol malo, las arritmias cardíacas, la hipertensión, la artritis, el reuma o la arteriosclerosis. Además ayudan al buen mantenimiento de la piel y, al contener vitamina B12, son beneficiosos, asimismo, para el equilibrio del sistema nervioso central.
El pescado aporta, además, proteínas de gran calidad al contener aminoácidos esenciales. Entre éstos se encuentra la lisina, necesaria para los pequeños en crecimiento, o el triptófano, vital para la formación de la sangre.
Pese a que los pescados azules absorben más fácilmente los tóxicos, principalmente los de mayor tamaño, también suelen ser más ricos en nutrientes.
¿Cuándo consumir pescado blanco o azul?
El pescado blanco -como la merluza, la pescadilla, el rape, el bacalao, el lenguado, la acedía, la platija o la limanda– es menos indigesto por su menor contenido graso. De ahí que resulte ideal para la cena, sobre todo, si se desea evitar engordar al ser más ligero.
Por las mismas razones, pero en sentido inverso, conviene optar por el pescado azul para el almuerzo.
En líneas generales, se recomienda incluir ambas variedades en la dieta, teniendo en cuenta esta premisa.
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